domingo, 12 de septiembre de 2010

Cuando la memoria falla

Wolas:

A caídas se aprenden dicen por ahí.
Pues yo diría, en mi caso, a pastelazos.

Creo q llegué a comprender cómo los abuelos se deben sentir al comenzar a olvidar. ¿cómo se llama? ¿cómo se dice? ¿cuál es el número? ¿a qué hora?, son algunas de las preguntas más recurrentes que se me vienen a la mente.

¿Qué haces cuando no puedes confiar en tus recuerdos? ¿cómo logras rendir en tus deberes?. Puede que te sientas inútil, incapaz. Puede que luches, usar notas, visitar al especial, orar, más tienes dos alternativas, lograr resultados positivos o comenzar a creer lo primero mencionado.

¿Qué sentido tiene el vivir así?. Sí se vive para olvidar, estamos mal, pero, sí vivimos para nuestros querid@s, el olvido será vencido. ¿Cuál es el valor de ver una sonrisa en un amig@, en un familiar?, ¿cuánto cuesta el ver alegría, tranquilidad en sus rostros?...IN-VA-LUA-BLE...

Entonces, ¿será una gran oferta la que nos ofrece la vida el dar como pago ayudar a un compadre a estudiar, siendo que yo no debo rendir la prueba; comprar cosas ricas para compartir, dar las gracias, dar un abrazo; una llamada, mensaje de texto, correo para saludar; y/o decir simplemente te quiero?

Mañana será un nuevo pasito en la búsqueda de la la normalidad, de comenzar a recordar todos los detalles, desde los más llamativos a los más nimios, siendo ambos, lo bello que la naturaleza y la vida nos presenta día a día.




1 comentario:

  1. Te quiero, amiguito... oye oye, la normalidad no existe :)

    ResponderEliminar

Recuerda, escribe para que todos ganemos de tu comentario! Gracias!